En un mundo donde se le da cada vez más voz a las diferentes vertientes de la diversidad sexual, hay una minoría que de manera cuya voz se oye poco por el ruido mediático, pero que trata de delimitar su lugar en el mundo y hallar su reconocimiento.
Se trata de los asexuales, un grupo poblacional muy definido (se calcula que representa el 1% de la población del mundo) que manifiesta no tener ninguna preferencia sexual; ni por un sexo ni por el otro.
¿Acaso las personas asexuales no tienen o no sienten necesidad de sexo? Ante todo, el asexualismo es una orientación sexual como cualquier otra. Como sucede con otras alternativas, en su interior no todo es blanco y negro, hay varias escalas de grises que representan a aquellos individuos que no manifiestan deseo sexual y también a aquellos que tiene libido e impulsos sexuales, pero que no los satisfacen ni con hombres ni con mujeres.
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En efecto, ser asexual no equivale, necesariamente, a ausencia de deseo sexual ni tampoco a aversión al sexo. En la wiki de la sección en español de la entidad asexuality.org se explica con amplitud conceptual todo lo que los asexuales pueden llegar a ser y hacer y seguir considerándose como tales.
Por ejemplo, según la fuente mencionada, un asexual puede sentirse románticamente involucrado con alguien y enamorarse, pero excluyendo la atracción sexual por esa personal. Un asexual también puede experimentar deseo y satisfacerlo mediante la masturbación. «¿Soy aún asexual si quiero casarme? ¿Soy todavía asexual si quiero tener hijos? ¿Soy asexual aún si no me importa tener sexo? ¿O si lo disfruto?» Estas y otras preguntas son respondidas con un categórico «sí», lo cual deja muy claro que los asexuales no deben rotularse como «antisexuales», «antiprocreación» o «antimatrimonio». Desde luego, en su espectro también se incluyen aquellas personas que, además de no sentir atracción por ningún sexo, también manifiestan que no sienten impulsos de tipo sexual.
Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es que la asexualidad es algo bien distinto al celibato y a la abstinencia. El celibato es la decisión de reprimir el deseo sexual por razones filosóficas o religiosas. La abstinencia es la voluntad de privarse del sexo hasta un momento determinado (como por ejemplo hasta encontrar la persona que se cree correcta o hasta el matrimonio). La asexualidad no pretende postergar ni reprimir nada, es una orientación sexual en la que todo se da naturalmente.
Luchando por visibilizar su orientación sexual, quienes han tomado las banderas de su asexualidad han conformado asociaciones como AVENes (Red para la educación y la visibilidad de la asexualidad). Su ánimo es dejar claro que existen y que merecen, como todos, reconocimiento y respeto en un mundo diverso.